La organizaciones Bicitekas y Alcaldía de la Bicicleta recibieron 300 peticiones de médicos y enfermeras para recibir dicho medio de transporte
“El uso de la bicicleta ha ido en aumento desde hace más de 10 años y por cuestiones inherentes a la pandemia ese uso seguirá en aumento”, dijo Luis Franco, administrador de Bicitekas a la agencia de noticias EFE.
Bajo el objetivo de facilitar la movilidad del personal médico de forma segura, las organizaciones Bicitekas y Alcaldía de la Bicicleta comenzaron a reciclar, restaurar y regalar bicicletas. Idea que surgió ante los continuos ataques y actos de discriminación hacía médicos y enfermeras durante la pandemia de COVID-19 en México.
Hasta ahora han regalado más de 100 bicicletas y tienen pendientes de reconstruir 200. Las organizaciones apuntaron al popular medio de transporte como una opción para que el personal médico se trasladen de forma segura a su casa o su trabajo.
Y aunque esos actos disminuyeron considerablemente, en la Ciudad de México la bicicleta reapareció como un medio alternativo al transporte público y tanto ciudadanía en general como el personal que trabaja en hospitales o laboratorios públicos y privados han optado por pedalear y usar las dos ruedas para evitar un posible contagio.
Para reducir la movilidad en el transporte público -tan solo en el Metro se mueven cinco millones de personas al día-, el Gobierno de la Ciudad de México implementó ciclovías emergentes a partir de junio como parte de las acciones hacia la “nueva normalidad”.
Y precisamente un carril para bicis, de unos 20 kilómetros, se diseñó en la céntrica avenida Insurgentes, que corre de sur a norte de la metrópoli y que hasta mediados de mayo era utilizada por unos 20,000 usuarios diariamente.
Campaña de donación de bicicletas
Sin más recursos que su fuerza de trabajo y sus herramientas, hace tres meses, ambas organizaciones invitaron a los ciudadanos, mediante redes sociales, a donar bicicletas en desuso o partes y piezas en buen estado para repararlas, ajustarlas y regalarlas.
Al tiempo que dieron paso a una convocatoria para que los trabajadores sanitarios solicitaran una bicicleta hasta llegar a 300 peticiones. “Vamos a entregar el número de piezas que nos sea posible”, explicó Franco, quien recordó que trabajan con muy limitados recursos y por eso piden el apoyo de la sociedad para recibir bicicletas o donaciones en dinero para trabajar en los restantes 200 “caballos de acero”.
Recordó que los cinco mecánicos, más que un ajuste lo que ellos llevan a cabo es una restauración y no tienen paga o remuneración por su trabajo, le han entregado en conjunto a esta labor unas 2,500 horas de trabajo para reparar poco más de un centenar de vehículos. Apenas el pasado domingo entregaron las bicicleta número 103 y el trabajo que resta será arduo.
Para hacer más sencilla una restauración, Bicitekas pide bicicletas completas o piezas en buen estado para se ocupen menos horas de trabajo. “En una bicicleta llegamos a invertir entre dos y seis horas dependiendo de lo complejo de los arreglos. Es prácticamente desarmar y armar todo”, contó Israel Sámano, uno de los “curadores” en la casa-taller.
“A veces sacamos partes de bicicletas que no siempre tenemos y tenemos que hacer adaptaciones”, agregó y dijo que la mejor recompensa es la satisfacción que da entregar una bicicleta a un médico, enfermera, laboratorista o trabajador de la salud.
Para Héctor, otro de los restauradores, el gran reto es trabajar en bicicletas añejas porque es un tanto difícil conseguir repuestos. “Tuvimos un lote de bicicletas con freno de contrapedal, fueron unas 40 bicicletas y al final logramos rescatar 30 y las otras 10 sirvieron para reponer piezas, eso parte del concepto recicleta, el poder rearmar de piezas sueltas y dejar una bicicleta completamente funcional”.
Información de Infoabe.