Pueblos mágicos para recorrer en bici

En el marco al Día Mundial de la Bicicleta te mostraremos los Pueblos Mágicos más increíbles para explorar México No cabe duda que México cuenta con destinos increíbles, desde sus Pueblos Mágicos, los Pueblos con Encanto del Estado de México, las playas cristalinas, sus cenotes, etc; hay destinos para cada tipo de viajero, por eso, en esta ocasión te presentamos los mejores destinos para conocer en bicicleta, así es, una nueva forma de turismo que está tomando fuerza entre los aventureros.  El cicloturismo es una nueva modalidad para realizar turismo usando la bicicleta como principal medio de transporte, es para aquellos amantes de las dos ruedas o para los viajeros que quieren minimizar el uso de vehículos y no tener impacto en el medio ambiente. No lo pienses más y disfruta del paisaje en todo momento desde tu bicicleta para conocer los mejores rincones de México, pero sobre todo, ideales para poder transitar en bicicleta.  1. San Cristóbal de las Casas, Chiapas  Uno de los pueblos coloniales que sobreviven en México, es este que se encuentra en Chiapas, uno de los rincones históricos que puedes conocer en bicicleta. Aquí descubrirás sus bellas iglesias, templos, edificios, casas y haciendas de la época colonial, pero sobre todo, los vestigios de la cultura maya. Recorre el camino hacia las grutas del Mamut o a la Quinta del Obispo, para después recorrer el centro del Pueblo Mágico de Chiapas.  2. Huasca de Ocampo, Hidalgo  Además de poder admirar los Prismas Basálticos tendrás la oportunidad de conocer las instalaciones de las famosas ex haciendas de San María y San Miguel Regla, luego no te puedes perder la oportunidad de ir a la barranca donde está la popular Peña del Aire. Disfruta de tu recorrido en bicicleta para ver la Ex hacienda de San Antonio Regla que actualmente está oculta bajo las aguas de una presa y finalmente el camino de terracería te llevará al mirador de la Peña. https://cfca304a2c5d19179874926aafd808b8.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html?n=0 3. Holbox, Quintana Roo  Un verdadero paraíso turístico son las playas que tiene este lugar del Caribe Mexicano, uno de los puntos más propicios para el descanso y olvidarte del ajetreo o del estrés de las presiones de la vida urbana. Isla Holbox es una de las playas que puedes conocer en bicicleta, para que aproveches los meses de octubre y abril para ver a los flamencos ojos o ver a las ballenas que llegan entre julio y agosto. https://d-22180329551116088952.ampproject.net/2205191749000/frame.html 4. Isla Mujeres, Quintana Roo  Uno de los recientes Pueblos Mágicos del Caribe Mexicano que puedes conocer en bici es Isla Mujeres, que se ubica a solo 20 minutos de Cancún, para llegar debes tomar un ferry o una lancha,  pero ya en el pueblo debes conocerla en bicicleta. La isla mide poco más de 7 kilómetros, que según los turistas aventureros la puedes recorrer en hora y media. Llegas al muelle principal, luego te diriges a Punta Sur de la isla para ir al Parque El Garrafón y hacer una parada en el antiguo santuario de la diosa maya Ixchel.  Por: Escapadah Aunque seamos honestos, en todo México puedes tomar tu bicicleta y recorrer rincones hermosos, solo falta que te animes, dile a tu pareja, ve sola, con tu familia o tus amigos, anímate a dar la vuelta en bicicleta y prepara un itinerario de viaje, es decir; prepara los horarios y actividades a realizar en la bici como el desayuno, rodada a algún museo y te aseguro no te vas a arrepentir y a rodar.

“El principal problema del país es la apatía”

El Comandante Hernández de Los Supercívicos opinó a Infobae La pandemia del Coronavirus afectó de manera severa al proyecto que busca el buen actuar de los ciudadanos, pues debido a ella tuvieron que cerrar su aplicación PorMiguel Flores8 de Enero de 2022 Arturo Hernández es comunicador de profesión. Estudió Ciencias de la Comunicación en la universidad. Incursionó en los medios de comunicación trabajando por nueve años para MTV Latino, el canal de televisión especializado en música que hizo un boom en los años 90´s. Explica que fue ahí en donde aprendió a hablarle a la cámara, algo que siempre le ha gustado. Sin embargo, a pesar de vivir en Miami, una de las ciudades más exclusivas de Estados Unidos, ganar y vivir bien, a su vida le faltaba “sabor”, por lo que decidió regresar a la Ciudad de México. En entrevista para Infobae México, Arturo Hernández, también conocido como el Comandante Hernández, explica que Los Supercívicosnacieron, originalmente, como un proyecto de entretenimiento, aunque conforme ha ido creciendo se ha tenido que modificar y ajustarse a ciertas cosas. Narra que al volver a la capital tenía el sueño de hacer cine, sin embargo, a su llegada encontró a su ciudad muy desmejorada con el tema cívico. “Pese que había estado diez años viviendo en Miami, regresé y la vi pero mucho peor, y tampoco encajaba yo en el tema laboral, la verdad es que venía de trabajar en un canal increíble cómo era MTV Latino: disruptivo, revolucionario, y acá las ofertas de trabajo eran una porquería, entonces literal, con mis pocos ahorros decido hacer un piloto, me compré un Valiant Duster 1969, que era una carcacha, en Iztapalapa, no era nada cívico el auto porque contaminaba mucho, pero era lo que tenía con los recursos, y con eso me di a la tarea de hacer como una patrulla, que se llamaba el Masiosare”, explica Hernández. Dice que Los Supercívicos en ese momento era un proyecto más contestatario, “más de me insultas, te insulto, siempre con la razón de mi lado, pero era más radical, se llamaba Movimiento Ejemplar Contra Ojetes, MECO, imagínate, era un tema bastante fuerte, hago el piloto, lo vendemos a Televisión Azteca, pero nos censuraron. Me dicen: oye no puedes llamarle MECO, no le puedes poner Movimiento Ejemplar Contra Ojetes, pero nos gusta tu concepto, estamos hablando desde el 2006, desde ese momento nacen Los Supercívicos”. Este es un proyecto que busca exhibir y denunciar, con cierto ingenio, a los malos ciudadanos. Esos que ponen un bote con cemento para apartar un lugar en la calle (algo que es ilegal), o los que tiran basura sin la menor de las vergüenzas, o aquellos que sacan a pasear a sus mascotas sin recoger el excremento que, al final de cuentas, se hace polvo y respiramos todos los ciudadanos. Hernández menciona que la pandemia por Coronavirus ha afectado de manera severa al proyecto, pues antes de esta unas ocho personas participaban con él para realizar el contenido de denuncia, sin embargo, por ahora solamente está el editor y alguien que se encarga de la parte administrativa. “Estos años de pandemia, en donde los recursos bajaron, tuvimos que cerrar nuestra aplicación, que tal vez ese es el golpe más duro que nos ha proporcionado la pandemia”. El Comandante Hernández explica que la aplicación de Los Supercívicos era una herramienta que permitía a los ciudadanos hacer reportes geo localizados. “Veías que una luminaria no funcionaba, la reportabas y nosotros lo que hacíamos era este vínculo entre ciudadanía y autoridades y encontramos la fórmula secreta para empezar a incidir que fue comenzar a decir: así como te critico, autoridad, te voy a aplaudir, y si tú resuelves el problema de la luminaria que no funciona yo te regalo mis redes sociales y así como en un principio te critiqué, ahora te aplaudo, y en un principio esto lo tomaron muy bien las autoridades, como una oportunidad de publicidad gratuita y genuina, y logramos solucionar más de mil problemáticas, estuvo más de tres años vigente la aplicación”. Gracias a la app que tenía el proyecto, Hernández obtuvo premios de diversas organizaciones, como el MIT, la ONU, y algunos otros premios. Con dichos premios, se podía mantener la aplicación, sin embargo, con la llegada del COVID-19 ya no se pudo seguir con ella. “Más o menos, una aplicación como la nuestra costaba unos 70 mil pesos al mes, porque tenías que tener un programador de IOS, uno de Android, un diseñador, y esos recursos de repente yo los tuve que absorber porque ya no estaban estos premios”, explica el activista. Por esta razón, se tuvo que dejar a un lado la app. Anteriormente, se planeaban las tomas que se grababan con humor, se ideaban disfraces, etc. Sin embargo, ahora con la falta de recursos, lo que hace Hernández es viajar con una cámara en el casco que lleva, pues regularmente viaja en bicicleta o patineta, y a partir de ahí, explica, van apareciendo situaciones que no busca y que sirven como video denuncias. Este es el contenido que actualmente mantiene de pie a Los Supercívicos, aunque el proyecto tiene la intención de volver a hacer humor, e incluso, han tenido pláticas con Netflix y Amazon, para hacerlo con un modelo más documental y periodístico, e incluso se han hecho investigaciones, como una que tienen en la actualidad con Farmacias del Ahorro. “Gracias a la aplicación, empezamos a ver que las Farmacias del Ahorro, cada vez que abrían un local desaparecían los árboles de su banqueta, y gracias a eso, yo recopilé la información y busqué con Google Maps, se lo presenté al New York Times, y este sacó una nota, y eso me ha abierto los ojos para decir: ese es el siguiente paso para Los Supercívicos, empezar a hacer cosas documentales con humor pero que puedan incidir”, menciona Hernández. La tecnología es una herramienta que le ha funcionado muy bien al proyecto. El activista menciona que con el pasar del tiempo se dio cuenta que el celular es una herramienta muy funcional, pues graba bien y se escucha bien, además de ser muy práctico y nada intrusivo. “Si de repente empiezas a complementar ese tipo de tecnologías de estas cámaras, con mi patineta eléctrica, te das cuenta que sin querer, a veces me olvido del tema de grabar como antes lo

La bicicleta, El invento que empoderó a las mujeres, liberó a los pobres y dio inicio a una revolución manufacturera

Una día de otoño de 1865, dos hombres se sentaron en una taberna en Connecticut, Estados Unidos, para calmar sus nervios con un buen trago. Venían conduciendo una carreta en una colina cercana, cuando escucharon un grito estremecedor que les puso la piel de gallina. Lo que parecía ser el mismo diablo —con la cabeza de un hombre y el cuerpo de una criatura extraña— venía volando colina abajo hacia ellos, a ras del suelo. La ciudad que te da cerveza y helado gratis si viajas en bicicleta o transporte públicoApuraron a sus caballos y salieron a toda velocidad, mientras que el diablo se salió del camino para caer en una zanja inundada. Imaginen el terror que sintieron cuando el diablo en cuestión se les acercó para presentarse. El hombre, un francés de pelo oscuro, estaba empapado y cubierto de sangre. Su nombre era Pierre Lallement. Sin frenos ni cambios El joven mecánico estaba desde hace unos meses en EE.UU. y había traído consigo una máquina inventada por él: una construcción de dos ruedas con pedales llamada \»velocípedo\». Más tarde, la llamaríamos bicicleta. Lallement patentó su invención, que aún no tenía los cambios ni la cadena de las bicicletas modernas. Tampoco tenía frenos, y por eso terminó dentro de una zanja. Su complicado modelo fue pronto superado por el biciclo, que no era el vehículo tranquilo que nos imaginamos mirando las fotos color sepia con nostalgia, sino uno el doble de rápido que el velocípedo. Lo conducían casi exclusivamente jóvenes intrépidos, subidos arriba de la inmensa rueda que amenazaba con expulsarlos hacia adelante ante el menor obstáculo. Pero el siguiente paso tecnológico, la \»bicicleta segura\», atrajo a un grupo mucho más amplio. Se parecía mucho a las bicicletas modernas con cadena, ruedas de la misma medida y un cuadro en forma de diamante. La velocidad se lograba no gracias a una rueda gigantesca sino a engranajes. Empoderamiento femenino Incluso mujeres en vestido podían conducir estas bicicletas. Aunque esto no era algo que le importase a Angeline Allen, quien causó sensación en 1893, andando en su bicicleta en las afueras de Nueva York. \»Usó pantalones\», decía un titular en una popular revista de hombres, que añadía que Allen era joven, bonita y divorciada. La bicicleta fue liberadora para las mujeres. Para andar en ellas debían deshacerse de los corsés y las faldas reforzadas y usar ropa más confortable. También significaba moverse sin chaperona. Las mentes conservadoras expresaron su preocupación: temían que la \»inmodesta bicicleta\» diese lugar a la masturbación e incluso a las prostitución. Pero estos temores pronto se vieron como ridículas. Tal como explica la historiadora Margaret Guroff, nadie parecía preocupado por lo que estaba haciendo Allen, solo por lo que usaba cuando lo hacía. Una mujer sola en público y en una bicicleta no parecía causar ningún escándalo. Tres años después, Susan B. Anthony, activista por los derechos de la mujer durante la mayor parte del siglo XIX, declaró que la bicicleta había hecho \»más por la emancipación de las mujeres que ninguna otra cosa en el mundo\». Hoy día, la bicicleta continúa empoderando a las mujeres. En 2006, el gobierno del estado de Bihar, en India, comenzó a subsidiar la compra de bicicletas para niñas adolescentes que empezaban la escuela secundaria, para que las jóvenes puedan viajar por varios kilómetros para asistir a clase. El programa parece haber funcionado, aumentando dramáticamente las chances de que las niñas no abandonen los estudios. Incluso en EE.UU., la bicicleta ayuda a expandir horizontes. la superestrella de básquetbol LeBron James fundó una escuela en su ciudad natal, Ohio, que entrega de forma gratuita una bicicleta a cada estudiante. James cuenta que cuando él y sus amigos andaban en bicicletas se sentían libres. \»Nos sentíamos en la cima del mundo\». La bicicleta ha sido, desde hace tiempo, una tecnología liberadora para los oprimidos económicamente. En sus primero años, era mucho más barata que un caballo, y ofrecía de alguna manera la misma libertad y servicios. De la bicicleta al auto La bicicleta también impulsó una revolución manufacturera así como una revolución social. En la primera mitad del siglo XIX, se utilizaban piezas de ingeniería de precisión intercambiables para fabricar armas de fuego de grado militar para el ejército de EE.UU. Estas eran caras. La intercambiabilidad, en principio, demostró ser costosa como para que se replicase en las fábricas civiles. Pero fue la bicicleta la que logró crear un puente entre la fabricación de productos militares de alta gama y la producción masiva generalizada de productos complejos. Los fabricantes de bicicletas desarrollaron técnicas simples y fácilmente replicables —como estampar chapas de metal frío para crear nuevas formas— para mantener los costos bajos sin sacrificar la calidad. También desarrollaron neumáticos, engranajes diferenciales y frenos. Tanto las técnicas de fabricación como estos componentes innovadores fueron aprovechados por los fabricantes de autos como Henry Ford. De hecho, la primera bicicleta segura fue hecha en 1885 en la fábrica Rover en Coventry, Inglaterra. No es coincidencia que Rover se convirtió más tarde en un jugador importante en la industria automotriz. La progresión de hacer bicicletas a hacer autos era obvia. La bicicleta también le permitió a Japón dar sus primeros pasos para modernizar su industria. El primero fue importar bicicletas a Tokio desde Occidente, alrededor del año 1890. Luego crearon talleres de reparación de bicicletas. Más tarde, empezaron a hacer repuestos localmente, algo que no resultaba muy difícil para un mecánico habilidoso. 10 años, después, estaban presentes todos los ingredientes para fabricar bicicletas en Tokio. Para cuando estalló la II Guerra Mundial, Japón estaba fabricando más de medio millón de bicicletas por año. Tecnología con futuro Es fácil ver a la bicicleta como una tecnología del pasado. Pero, datos recientes muestran que no es así. Hace medio siglo, la producción mundial de autos y bicicletas era más o menos la misma: 20 millones cada uno por año. Desde entonces, la producción de carros se ha triplicado, pero la producción de bicicletas ha aumentado el doble de rápido hasta alcanzar las cerca de 120 millones de unidades al año. Y no es absurdo pensar que la bicicleta continúa yendo en esa dirección. En una época en